avatar-totoro-agencia-comunicacio-mitjans-marketing
22751
post-template-default,single,single-post,postid-22751,single-format-standard,stockholm-core-1.1,select-child-theme-ver-1.1,select-theme-ver-5.1.8,ajax_fade,page_not_loaded,side_area_over_content,smooth_scroll,no_animation_on_touch,wpb-js-composer js-comp-ver-7.0,vc_responsive

La fuerza del discurso

Por Anna Alonso

El discurso es un género o tipo de relato complejo. Su significado está en las palabras, pero también en cómo las pronunciamos, en el tono de voz, en los gestos… Es decir, existen una serie de factores «extradiscursivos», del entorno, la puesta en escena, el lenguaje no verbal, etc. que hacen que un discurso sea especialmente brillante. Además, en el discurso caben matices, frases y expresiones adicionales, que apuntan en un sentido u otro, y que –sobre todo y en su conjunto– apelan a la no razón; al sentimiento, al buen entendimiento, a las sensaciones, al consciente e inconsciente del que lo oye.

Según Wikipedia, «el análisis del discurso es una praxis que se desarrolló en los años 1960 en la antropología, la lingüística, la sociología, la filosofía, y la psicología. Más tarde, también lo hizo en otras disciplinas como la historia, el estudio de la comunicación y el psicoanálisis». Queda más que probada la complejidad y profundidad del género, y el interés que suscita. 

Por otro lado, vemos cómo en todos los actos públicos importantes se dan discursos; en las entregas de premios hay discursos; los políticos pronuncian discursos; las bodas y en los entierros también cuentan con discursos… Su fuerza es, sin lugar a dudas, incuestionable, porque un buen discurso no se olvida; un buen discurso va directo al corazón. El mejor ejemplo y más reciente lo encontramos en las palabras que pronunció el pasado sábado Juan Vidal, ganador del Goya al Mejor Actor Revelación 2019 por su papel en Campeones (de Javier Fesser, ganadora del Goya a la Mejor Película).

«Inclusión, diversidad y visibilidad (…) Mami, gracias por darme la vida (…) Te quiero todo (…)», dijo –entre otros– Vidal. Un sí a la Vida rotundo y un discurso excepcional. [¡Os recomendamos que lo escuchéis/veáis, si todavía no lo habéis hecho!]