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El recuerdo dentro de una fotografía

En la vida, siempre hay quien hace fotografías y quien no hace. Hay personas que tienen imágenes de todo; imágenes de comidas y cenas con amigos, de salidas familiares, excursiones y viajes; grandes eventos como bodas, fiestas y fiestas de cumpleaños; primeras cosas de los hijos: primeras bañeras, primeros pasos, primeros días en la guardería, primeros festivales, primeros … Con los móviles, la persistencia por hacer fotografías se ha multiplicado por inifinito, y la cantidad de imágenes que algunas personas tienen a sus teléfonos y ordenadores es realmente sorprendente.

Pero, ¿por qué algunas personas siempre piensan en hacer fotografías de los buenos momentos y personas que no? Miro atrás, y veo que tengo pocas fotografías de mi vida, pocas en comparación con los «fotomaníacos» (a quien, dicho sea, agradezco la paciencia y bondad que tienen en molestarse por compartir las imágenes de los eventos conjuntos).

No entiendo por qué no hago fotografías de las cosas buenas que me pasan; a menudo, pienso que me gustaría tener más fotos y recuerdo perfectamente, cuando tenía pocos años, que me propuse llevar mi cámara Fujifilm a todas partes para poder captar lo que me pasaba.

¿Es mejor una fotografía que un recuerdo? ¿Qué nos queda de las cosas y momentos que vivimos? Cuando hacemos fotografías, parece que podamos retener mejor ese momento, pero cuando los momentos son buenos, los recuerdos que nos quedan son siempre mejores.

La vida … un conjunto de momentos y de imágenes en nuestro pensamiento lleno de recuerdos sin ordenar; sensaciones buenas y malas de todo, y poco más. Un misterio. Cuando muera, dudo que pueda llevarme los pocos álbumes de fotos que tengo; en su lugar, Pido poder recordar siempre, porque el recuerdo es lo que nos mantiene vivos (sin duda).